En este VIII concurso literario Clara Campoamor, organizado por el Centro Municipal de Información a la Mujer y la Delegación de Igualdad del Ayuntamiento de la Puebla del Río, en la modalidad de relato corto, la ganadora ha sido:
Paula Casero Guinea
Con su obra:
"Un viaje a Kenia"
¡Felicidades, Paula!
No dejéis de leer el relato...¡¡¡Merece la pena!!!
EL VIAJE A KENIA
Este
año me han regalado un cuaderno, no un cuaderno para el colegio, sino para
apuntar lo que veo, lo que pienso, las cosas que me pasan…creo que se llama
diario. Yo hubiera preferido un balón de
fútbol o una muñeca pero… bueno, da igual, me conformo. Acabará gustándome.
A mamá le encanta participar en todos los concursos en los que el premio es un viaje, y si es familiar, mejor.
A mamá le encanta participar en todos los concursos en los que el premio es un viaje, y si es familiar, mejor.
En el último que participó sorteaban un viaje a Kenia
para tres personas.
Un
día, a la hora de comer sonó el teléfono. Como siempre, lo cogí yo pensando que
era mi amiga Sara .Preguntaban por mamá, bueno en realidad por “la señora de la
casa”.
De
pronto mamá empezó a gritar y a saltar.
-
¿Qué ocurre, mamá? Pregunté.
-
¡Nos ha tocado el viaje a Kenia! ¡Biennnnn!
Cuando mamá colgó el teléfono casi no podía
hablar de la emoción.
-¡Anda,
para que os metáis conmigo cuando participo en los sorteos! Dijo mirando a papá,
que siempre le decía que perdía el tiempo porque nunca tocan esas cosas.
-Entonces, ¡nos vamos de viaje! dije yo toda
ilusionada, será la primera vez que me subo a un avión y.... ¡Estoy deseando!
¡Qué bien! ¡Yupii! Gracias, mamá.
Hasta el día del viaje estuvimos todos como locos organizándolo, buscamos en Internet información sobre Kenia, que cosas podríamos ver allí, las costumbres de la gente, que equipaje íbamos a llevar …todo.
Pasaron los días y por fin llegó la fecha esperada: 25 de Julio.
Hasta el día del viaje estuvimos todos como locos organizándolo, buscamos en Internet información sobre Kenia, que cosas podríamos ver allí, las costumbres de la gente, que equipaje íbamos a llevar …todo.
Pasaron los días y por fin llegó la fecha esperada: 25 de Julio.
Volamos
de Sevilla a Madrid y de allí a Kenia.
Volar
es como una atracción, te dan el desayuno, la comida y la cena. Libros,
periódicos y otros pasatiempos. Un hombre, hace gestos para indicarte donde
están las salidas de emergencia, donde están los salvavidas, como hay que
ponerse la mascarilla de oxígeno ….. Todo en muchos idiomas. Mamá me ha dicho que se llama
azafato o azafata si es una mujer.
¡Me gustaría ser eso de mayor! Así siempre estaré viajando subida en el avión porque volar es ¡¡¡¡ chulísimo!!!!.
¡Me gustaría ser eso de mayor! Así siempre estaré viajando subida en el avión porque volar es ¡¡¡¡ chulísimo!!!!.
Llegamos
al aeropuerto de Kenia.¡ Qué viaje tan largo! La verdad, ya estaba un poco
cansada de tanto avión…. Entramos en la cafetería del aeropuerto para refrescarnos, hacía mucho calor…
Después
llegamos al hotel . Al día siguiente empezaríamos el recorrido que la agencia
de viajes nos había organizado , ¡estaba
deseando! Cogeríamos otro avión hasta el suroeste del país y una vez allí
daríamos una vuelta para situarnos y contemplar la belleza del lugar….
Nos subimos en un coche tipo todoterreno con un grupo de personas y empezamos el trayecto. Había un montón de baches, vimos elefantes agarrados de las colitas, leones descansando, cebras bebiendo, jirafas comiendo de las copas de los árboles…
Y…
llegó la hora de hacer un descanso y refrescarnos un poquito en unas cabañitas muy acogedoras.
Al bajar del coche, una bolita que llevaba en
el bolsillo, se me cayó al suelo y empezó a rodar y a rodar y yo la perseguía
para cogerla. Era mi bolita de la suerte y siempre la llevo conmigo.
-¡Vaya,
que mala pata! No podía alcanzarla.
Llegué
a una gran cuesta por la que la bolita rodaba. Bajé rápido para no despistarme
del grupo , pero tropecé y entonces… comencé a rodar yo también.
Conseguí
coger la bolita pero yo seguía rodando
sin parar por aquella inmensa cuesta. Cuando
paré y miré hacia arriba, para ver si podía subir, vi que era enorme, y aunque lo
intentaba no lograba pasar de la mitad.
Cuando había conseguido subir un poquito, alguien ,de pronto, me tocó el brazo y me asusté mucho, casi no veía nada con ese sol tan brillante,
Cuando había conseguido subir un poquito, alguien ,de pronto, me tocó el brazo y me asusté mucho, casi no veía nada con ese sol tan brillante,
pero…¡
menos mal! era una persona y no un animal salvaje…. Pensé que estaba salvada.
No
era nadie de mi grupo, era un niño de piel oscura que me llevó con él hacia
abajo cogida de la mano.
Yo intenté decirle que no quería alejarme del
grupo pero ni hablaba mi idioma ni me entendía. Me llevó al lugar donde se
encontraba su tribu, y debieron confundirme con uno de ellos porque, de
rodar por la cuesta, me había llenado de barro y como soy morenita, me parecía un montón a
ellos.
Me quedé junto a una piedra, quieta, observándolo todo con curiosidad.
Me quedé junto a una piedra, quieta, observándolo todo con curiosidad.
Era
todo muy diferente a lo que yo estoy acostumbrada a ver. Las casitas eran como
pequeñas montañas con la cima redondeada, parecían hechas de barro. Más tarde me enteré de que en
realidad no es barro de lo que están hechas sino de excrementos de vaca y paja ¡ ya me
parecía a mí que había un olor extraño! Estaban dispuestas en forma de círculo
y las construían las mujeres con ayuda de sus hijas pequeñas.
Un
grupo de mujeres y niñas machacaban granos sobre una piedra para molerlo y con otra lo iban arrastrando hacia fuera hasta formar un montón.
Después
lo metían en una olla grande, echaban agua, daban vueltas con un palo y hacían una pasta que más tarde cogerían con las manos para comer.
Más
lejos otras mujeres trabajaban la
tierra, al mismo tiempo que cargaban con sus bebés en la espalda.
Otras
regresaban de buscar agua bajo el sol
abrasador, descalzas por la arena ardiente y llevando sobre sus cabezas grandes
garrafas.
¡
Qué difícil mantenerlas en equilibrio para que no se caigan!
Algunas
más se ocupaban del ganado, ordeñaban las vacas.
Y
un grupito lavaba ropa. Todas estaban ocupadísimas.
No
me puedo creer que lo hagan todos los días de su vida , es increíble….
Mientras,
los hombres permanecían reunidos, hablando, bebiendo y riendo.
Las mujeres de esa tribu son responsables de todas las tareas domésticas:
cuidan a los hijos, recogen agua y leña, preparan la comida, cuidan a los
animales, ordeñan las vacas… y también construyen sus casas. Son muy delgadas, altas, sin apenas pelo
. Llevan muchos collares vistosos alrededor del cuello y una especie de vestido
rojo .
De
pronto, recordé las palabras del guía cuando relató que es muy típico aquí que los hombres se tatúen todo el cuerpo
y que las mujeres se rapen, se pongan
unos pesados pendientes de piedras y un collar tan grande como mi cintura.
Ese día yo llevaba el pelo recogido detrás
, de tanto rodar se me había quedado
casi pegado, y mamá me había puesto un
vestidito rojo….¡Sí! me parecía
un poquito a ellas….
Estuve
en silencio todo el tiempo .Cuando empezaba a anochecer una joven de la tribu
danzaba en el centro de una gran rueda formada por todas las mujeres. Era la
ceremonia para adornar a las niñas que cambiaban de grupo de edad.
La
joven, iba buscando con la mirada niñas de unos 14 años de edad. Cuando
localizaba alguna, giraba a su alrededor y dando saltos la iba colocando en
fila, para después raparla y colocarle
los pendientes junto con otros adornos .De
repente, me di cuenta de que se había fijado en mí…
Antes
de que la danzarina se acercara corrí hacia el río para lavarme rápidamente y librarme de que me pusieran los pesados pendientes, que se
colocaban justamente en el
cartílago y… de raparme la melena.
Cuando
me lavé, se dieron cuenta de que no era un miembro de la tribu pero no se lo
tomaron mal…Pronunciaron unas palabras y
comenzaron a colocarme el collar…. estaban a punto de raparme cuando
escuché
una voz que me llamaba:
-
Isabel!!!!!!!!!!!!! Isabel!!!!!!!!
-Estoy
aquí!!!!!!!!!!!!!!!!!!! contesté y
acudieron a mí muy rápido. Eran mis padres y otras personas del grupo que me
habían encontrado. Me abrazaron, me besaron y mi madre dio las gracias al jefe de la tribu, que por
cierto, era la tribu de los Maasai.
Cuando
regresé al hotel, después de comer y darme una ducha para relajarme, escribí en
mi diario:
“Hoy
he podido ver con mis propios ojos cómo viven y trabajan las mujeres Maasai. Son
el verdadero motor de la vida de su tribu, ya que ellas se encargan de todo,
haciendo un gran esfuerzo porque los demás sean felices. Sin perder nunca la
sonrisa.”
Y me di cuenta de que en el fondo no eran muy diferentes de la mayoría de de las mujeres que yo conozco, pues día a día,
gracias a su trabajo y entrega a los demás, consiguen hacer la vida más fácil y feliz a todos los que las rodean!
FIN
Y
enhorabuena a tod@s l@s niñ@s de 4º, 5º y 6º que han participado en
este concurso, quienes han recibido un diploma y gracias a l@s cuales,
nuestro colegio ha recibido ste diploma por nuestra labor coeducativa:
No hay comentarios:
Publicar un comentario